9 de julio de 2009

Un partido aparte con Alberto Beingolea

Alberto Beingolea, en una de las salas de visita de CMD
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Alberto Beingolea, una de las voces más autorizadas desde hace más de una década dentro del periodismo deportivo, profesión que, según él, lo persiguió constantemente a lo largo de su carrera y que aprendió en la mejor escuela, en «América Televisión», de tal modo que a los 17 años optó por estudiar algo diferente en la universidad y que lo apasionaba también, el derecho, rememora su trayectororia artística y periodística. Asimismo, aclara que no imita a Fernando Niembro y que no es hincha de la “U”, de Alianza ni de Cristal.

Por Eduardo Li

Espero un rato afuera del canal, Media Networks, justo al lado de «El Campo de Marte», minutos antes de las 10pm, hora en que comienza el programa «Partido Aparte». Quien me recibe es Daniel Peredo y quien justamente fue el contacto para conseguirme la nota con Alberto Beingolea. Me hace pasar, me invita a sentarme en la sala de recepción y me dice que «Alberto no tarda en llegar». Así es, en pocos minutos éste aparece «enternadísimo» e impecable, de pies a cabeza —a diferencia de Peredo, quien sólo está medio enternado, naturalmente sólo de la cintura para arriba, lo justo para su aparición en TV—. Lo extraño y hasta un poco cómico, no sé por qué aún, es ver entrar a Beingolea a un ritmo agitado y comiendo un chocolate «Princesa». Me paro del sillón en el que aguardaba, me presento y nos damos un fuerte apretón de manos.

Terminado «Partido Aparte», nos vamos a una sala de invitados, en el mismo canal. Aparentemente él está algo apresurado, pero muy predispuesto a darme la nota. Le pregunto si lo puedo tutear. “No tengo problemas”, responde. Se desajusta un poco la corbata que lo estrangulaba y comenzamos la conversación.

Exigen una explicación
Alberto Beingolea se jacta de ser un periodista serio, es decir, imparcial. Además, confiesa no ser hincha de ningún equipo de primera división (y le creo). «Seguramente me van a acusar de chovinista, pero me considero muy “terruño”: soy muy peruano, limeño y barranquino, por lo que desde niño siempre he sido, hasta ahora, hincha del “Santiago de Barranco”, equipo de una liga de ese distrito y al que iba a ver todos los domingos cuando era niño; de manera que eso me alivió un poco como periodista. En todo caso, si fuera hincha de un equipo de primera división, para ejercer la profesión de periodista, tendría que abandonarlo. Y de no ser posible, dejarlo absolutamente de lado, al punto de poder identificarme con las victorias de uno u otro equipo, sentirlas como propias para poder transmitirlas. Porque un periodista si, además, es capaz de transmitir emociones, redondeó toda su tarea. Es eso lo que yo intento hacer. El problema es que nacen comentarios como: “¿ves?, es cagón”, al celebrar el campeonato después de 18 años, por ejemplo; o “te dije, era gallina”, al compartir el festejo del tricampeonato de la ‘U’», explica Beingolea.

Una larga carrera entre varias pasiones y burbujas
Entre ser periodista y futbolista, él confiesa hidalgamente que hubiese preferido lo segundo. Pero aclara que para nada es un futbolista frustrado —al igual que la mayoría de periodistas en el mundo del fútbol, que seguramente, percibo yo, quieren expresar digna y orgullosamente la satisfacción que sienten al ejercer el periodismo—. «Pero sobre todas las cosas, hubiese querido ser un músico talentosísimo o un gran cantante. Producir belleza es lo que a mí me cautiva», manifiesta, reflejando en su semblante cierta nostalgia, la cual ciertamente tiene que ver con su pasado artístico como «burbujito».

A finales de los años 70, Yola Polastry lanza una convocatoria a los niños para que puedan cantar en televisión. Beingolea, a sus 13 años, se presentó y lo seleccionaron. Mientras grababan el segundo LP de Yola, «Parrondas y Parronditas», a ella se le ocurre realizar una secuencia llamada «Los Niños y su Mundo», espacio en el cual se brindaría información acerca del Mundial Argentina 78 que estaba por llegar y al que asistiría también la conductora. El desenlace fue muy curioso y determinante para el presente de Alberto Beingolea. Para la conducción de dicha secuencia, Yola escogió a Beingolea después de que, increíblemente, otros cinco chicos rechazaran la propuesta, por distintos motivos. El «burbujito», fanático del fútbol desde muy temprana edad, aceptó sin pensarlo dos veces, en una época en la cual no existía aún programas deportivos. «¿Te imaginas que ahora a alguien le propongas conducir un programa deportivo? Es bien difícil que te diga que no. Bueno, hubo cinco chicos antes que yo que no quisieron», comenta él sonriendo, asumiendo y celebrando una suerte que le trajo el destino.

En ese sentido, fue así como comenzó su carrera en el periodismo deportivo. Sin embargo, a pesar de varias renuncias a la televisión, el periodismo lo persiguió. «Después de cuatro años, cuando cumplí 17, decidí renunciar a la televisión y comenzar firmemente mi historia en el derecho. Resolví que ya era muy grande para continuar con esta secuencia infantil. A parte de que ya estaba en la universidad (PUCP), y una cosa es que te cochineen en el colegio (San Luis de Barranco) y otra que te frieguen en la universidad por estar en un programa infantil. Pero al poco tiempo, el Canal 4 me llama por teléfono a mi casa diciéndome que se venía el Mundial de España 82 y que me querían para que participe como comentarista», cuenta Alberto Beingolea, catedrático de la Universidad San Martín de Porres, en el curso de derecho penal y profesor de periodismo deportivo en la Universidad Católica.

Pero a finales de los 90, por problemas personales, decide salir de «América Televisión», su casa durante 13 años. Ese momento coincidió con la finalización de su carrera en la universidad, por lo que después de su renuncia estaba dispuesto a ejercer íntegramente la abogacía. No obstante, a las dos semanas, «Panamericana Televisión» llama al periodista para que trabaje con ellos, que se venía el Mundial de Italia 90. Nuevamente, meses después, renunció, pero cuando la televisión nuevamente llamó a su casa. Esta vez, desde «Global», para conducir aquel famoso programa de los 90, «Goles en Acción». De allí, para conducir «El Equipo de Goles», se trasladó a «ATV», en donde renunció al corto tiempo, denunciando que era un canal que se había entregado al «fujimorismo». Y “para variar”, pensando que esta vez sí se dedicaría por completo al derecho, recibe el llamado de «CMD», canal en donde se desempeña hasta la actualidad.

¿El «Fernando Niembro peruano» o el «Alberto Beingolea argentino»?
Cuando le pregunté sobre su opinión acerca de las comparaciones entre él y Fernando Niembro (comentarista de Fox Sports América), hace una pequeñísima pausa antes de reaccionar. «Me hacen muchísima gracia… me hacen muchísima gracia», responde riéndose, a mi parecer, de forma no muy natural. Al instante, en su rostro se refleja un aire de seriedad, dándome a entender que en realidad no le causa nada de gracia. «Me parece una idea bien jalada de los pelos. Ni siquiera lo veo. Fue a raíz de los escándalos de Maradona, como tuve por primera vez conciencia de la existencia de Fernando Niembro, quien escribió un libro defendiéndolo (“Inocente”). Me llamó la atención. Comencé a escucharlo para saber qué decía sobre el tema y yo discrepaba totalmente de lo que exponía. Aunque actualmente no me parece mal periodista. Pero si tú me preguntas quién me gusta a mí, Macaya Márquez (conductor de “Fútbol de Primera”), sin duda».


«Yo no veo televisión desde hace muchísimo tiempo, porque en general me parece muy mala y me hartó. Y en particular no me gusta el periodismo deportivo argentino, ya que considero que es grandilocuente y atorrante. Además, siempre reivindiqué el talento peruano, que ha sido tan ninguneado. Por otro lado, no sé cuánto tiempo tendrá Niembro en la televisión, pero cuando él comenzó a ser figura, yo ya estaba en la televisión desde hace muchísimo tiempo. Así que no me vengan a decir que imito a Niembro. Niembro me imitará a mí, de repente… seguramente. Pero, además, seguramente, ¡ah! Ojo, no pretendo decir que soy mejor o peor que Fernando Niembro. Simple y llanamente que, hasta donde me da a mí la razón, él es posterior a mí en la televisión. Repito, yo no sé cuánto tiempo tenga Niembro en la televisión, pero yo tengo allí más de 30 años… y ya con bigotes antes de que Niembro aparezca», argumenta algo enérgico, alzando ligeramente el tono de su voz y frunciendo las cejas

«Tomaste la chicha»
Muchos identifican a Alberto Beingolea por el bigote. La razón por la que éste se lo deja es por un problema con el afeitado. A los 17 años, cuando él ya era una persona muy pública al comentar el Mundial de Argentina 78, le crecía un bozo muy insistente. Se afeitaba, cada vez con mayor fuerza, al punto que se irritaba. Era una cosa horrible. Entonces, tenía dos problemas: el primero, que lo fastidiaban por el persistente bozo y la irritación que le producía. «Tomaste la chicha», le fastidiaban. El segundo, que le era muy doloroso afeitarse. «Hasta que en el año 92 me fui a Varadero, donde tuve mis primeras vacaciones. Aprovechándolas, entre otras cosas, decido no afeitarme. ¿Sabes lo que era para mí no afeitarme durante 10 días? Era lo máximo, una realización absoluta. Y cuando regreso de viaje, me doy cuenta de que el bozo horrible y persistente se había convertido en un bigotito bien feo, o algo parecido. A partir de una decisión propia bien atrevida, aparezco así en televisión. Así hasta ahora», explica, con cierta satisfacción y deleite, como si estuviera viviendo nuevamente esa época de «realización».

Hasta un próximo partido
Beingolea prefiere, de manera sensata, no hablar acerca de sus colegas periodistas. Entonces damos por concluida la conversación. Se despide de una manera muy cordial y, con la misma premura con la que entró, sale de la pequeña sala del canal, lugar en donde me dejó la clara impresión de ser un gran tipo, sencillo, muy inteligente y seguro de sí mismo.

1 de julio de 2009

¿Quién asesinó al básquet nacional?

Entrevista a Richard Porras (19/06/2009)

En una etapa en donde ni siquiera existe una liga profesional ni amateur de básquet en el Perú, el ex vicepresidente de la Federación Peruana de Básquet y comentarista de los partidos de la NBA en CMD, Richard Porras, analiza la situación de la actual crisis de este deporte, culpando directamente a los dirigentes.

Por Eduardo Li

¿Quiénes son los principales culpables de la actual crisis en el básquet nacional?
Sin lugar a dudas, los dirigentes. Cada uno tiene que hacer su trabajo y éstos son los que tienen que crear las condiciones para que el básquet se desarrolle; si no lo hacen, ¿cómo hacemos? No se puede hacer nada. Nosotros, los entrenadores, dirigimos; los jugadores juegan; los árbitros arbitran. Insisto, las condiciones las tienen que poner los dirigentes.

Pero tú fuiste vicepresidente de la Federación el año pasado…
Claro, sólo algunos meses, hasta diciembre del año pasado, no más, gracias a Dios. La verdad, quise hacer muchas cosas, lo intenté, pero los dirigentes en ese momento se encargaron de desprestigiarme y boicotear todo lo que hacía. Hicieron lo mismo con el IPD y los Registros Públicos. No vale la pena recordar esa etapa. Sin duda alguna, esta última década, donde ha estado el último presidente de la Federación, el general Ferreyros, fue la más desastrosa.

¿Cómo consideras el desempeño del IPD y de Arturo Woodman como soporte de la FPB?
Creo que Arturo Woodman es un buen tipo. Me he reunido varias veces con él durante el año pasado cuando yo estaba como vicepresidente. Él está dispuesto a apoyar. Sin embargo, en la Federación teníamos un problema con el IPD. Era básicamente que había dirigentes, no voy a darte nombres, quienes creían que lo sabían todo. Entonces, uno iba con un proyecto y lo rechazaban, iba con otro proyecto y volvía a rebotar. Había especialmente un dirigente, de quien dependíamos nosotros, a quien todo lo que llevábamos tenía como respuesta un “no, no, no…”. Pero Arturo no es una persona bruta, es inteligente. Es un tipo a quien le conversas, le planteas las cosas bien, le dices que necesitas cierta cantidad de dinero y te va a decir que sí. Todo depende, también, de lo que uno le presente, tiene que ser razonable; ya que él maneja dinero del Estado, no lo puede tirar al caño.

¿Consideras oportuna la intervención del IPD en la FPB, a través de una comisión transitoria, para llevar a cabo nuevas elecciones electorales y regularizar los problemas jurídicos y económicos?
Totalmente. Ahora en el básquet todo el mundo está peleado. Pero la realidad, en primer lugar, es que en la directiva anterior generaron una serie de confusiones en cuanto a la institucionalidad de la Federación, generando una variedad de trabas en los Registros Públicos. Éstas fueron originadas por un señor, te lo voy a decir con nombre y apellido, Gastón Luna Guillén, quien fue el otro vicepresidente, confabulado con el general Ferreyros, haciendo hasta lo imposible para que nadie se pueda inscribir. En segundo lugar, estos señores, realizaron una elección digitada, de tal manera que “ganaban” los candidatos que ellos mismos elegían. Está comprobado. Hay documentos y testimonios, entre ellos, el mío, que lo demuestran. En tercer lugar, la conveniencia de la comisión transitoria se da a través de un marco en el que en este momento todo el básquet está polarizado. Están los “buenos y los malos”. Todo el mundo se pelea. Esto se debe a que Ferreyros y Luna se encargaron de poner como “los malos” a unos, entre ellos yo. Pero yo no soy ni bueno ni malo. La elección estuvo mal hecha y ya está. Eso es todo el problema. En último lugar, si el IPD está actuando de esta manera, lo hace de acuerdo a la ley; según el amparo del artículo 3º de la Ley 28523, que modifica la Ley de Promoción y Desarrollo del Deporte. Aquélla establece que ante una sóla impugnación, el IPD nombrará una comisión transitoria para que ponga orden y llame nuevas elecciones. En este caso, no ha impugnado en una liga de provincia, sino en 16. Pero esto va más allá, estas impugnaciones han pasado por un filtro legal para verificar si son sustentadas; si lo hacen, procede la transitoria. Esto es, sin duda, lo mejor que nos puede pasar, porque lo que va a hacer es poner orden y llamar a nuevas elecciones. Es una transitoria, justamente se llama así porque dura un periodo de tiempo corto, en este caso, creo que seis meses.

Esperemos que esta comisión tenga éxito…
Sí. Mira, por lo que yo tengo entendido, en esta transitoria está metido Óscar Ortigosa, Tomás Sangio, Oscar Sevilla… gente consciente, que ha sido presidente de la Federación antes y que, por otro lado, tampoco quiere quedarse allí de por vida.

¿Por qué tanto afán de los dirigentes en aferrarse a sus cargos?
Justamente, el tema de la Federación y todos sus conflictos suceden a partir de que los dirigentes hacen hasta lo imposible por quedarse, debido a que las academias deportivas de la Federación generan plata, mucha plata. El problema es que nadie sabe dónde termina esta plata. Pero fíjate que, en mi caso, a mí no me importaba nada de eso. Es más, no la pasé nada bien; no me hice ningún problema y me fui.

En caso de regularse todos estos problemas después de la comisión transitoria, ¿te gustaría regresar a la dirigencia de la Federación?
En otras circunstancias y condiciones, quién sabe. Quizás con otra gente, que quiera trabajar de verdad. Te digo que acá el básquet no se va a desarrollar sin dirigentes que la tengan clara y en este momento, lamentablemente, no hay muchos de éstos.

¿Por qué crees que al peruano sólo le gusta el fútbol?
No creo que al peruano sólo le guste el fútbol. La pregunta sería ¿Por qué a los periodistas les gusta sólo el fútbol? Es que este deporte arrastra a mucha gente; también, mucha plata. Pero hay mucha gente que juega básquet. En los colegios y universidades privadas y particulares, en todo tipo de niveles y de estratos sociales se juega básquet. Lo que pasa es que se ha maltratado mucho el juego, entonces hace mucho que no ganamos nada. En el fútbol tampoco. Pero el fútbol es un deporte muy simple: agarras una pelota, pones dos piedras y ya está. El básquet es un juego más complicado. Pero, como te digo, se juega mucho acá en el Perú, lo que pasa es que hay cierto nivel de incredulidad en que el básquet pueda pegar. Aunque yo soy un convencido de que sí. A la gente le gusta; sin embargo, los periódicos y la televisión no se interesan mucho en este tema porque argumentan que no jala a mucha gente. Pero no estoy de acuerdo con eso.

Pero se está presentando una oportunidad de que Cable Mágico transmita partidos de una liga…
Mira, en el año 2005 yo le presenté un proyecto a Cable Mágico para transmitir los partidos de una liga profesional. Habían aceptado, ya estaba todo hecho. Se venían mejores condiciones, pero ya te imaginas qué sucedió: se presentó la ley del “perro del hortelano” y boicotearon el proyecto. Pero ojalá que con la comisión transitoria, que la conforma gente consciente, se pueda retomar el tema. Aunque es probable que dentro de poco Cable Mágico transmita partidos de la liga, pero no sabemos en qué horario. Calculo que serán en horarios insospechados. ¿Si es un avance? Pues yo creo que no. Porque la televisión tiene una virtud: te desnuda tal cual eres. Si eres bueno, lo notarán; si eres malo, también te dejará en evidencia. Y la realidad es que el básquet peruano no está bien; por ello, si esta realidad es transmitida, nos va a desnudar y dejar mal parados. Son partidos de 40… 50 puntos, eso no nos ayuda mucho, ¿no crees? Esperemos que con la transitoria podamos caminar de nuevo, poner un poco de orden y olvidarnos de esta década que la manejó Ferreyros y su gente, que realmente fue un desastre para el básquet peruano.

¿Es muy difícil que la empresa privada invierta en el básquet nacional?
No. Esto es como un camión que está parado: trata de empujarlo; al comienzo no vas a poder o va a ser muy difícil. Pero cuando comienzas a hacerlo, cada vez es más fácil. Así, el tema es sacar al básquet de donde está, sacarlo de su posición de ‘peso muerto’. Comenzar a empujar y empujar. Al comienzo, no vendrán grandes inversiones, los auspiciadores no querrán poner su dinero, pero en la medida que vayas avanzando, seguramente que sí. La naturaleza de este juego lo hace mucho más entretenido que el vóley o el mismo fútbol. Es un juego mucho más rápido, dinámico y espectacular, inclusive. Mientras que, por ejemplo, en el fútbol la pelota anda por la mitad de la cancha y se agarran a patadas a cada rato; en el básquet es un ‘ir y venir’ constantemente, muy aparte de que si fallen o no. No obstante, como te dije, ahora no es muy conveniente la incursión de la televisión, pero en otras condiciones sería bueno.

¿Qué opinión tienes acerca de la idea de privatizar el básquet?
Es que, de por sí, la Federación es sólo un ente rector. Lo que tiene que hacer es poner las condiciones y las reglas para que esto se desarrolle. Después de eso, debe supervisar que quienes se afilien a la Federación cumplan esas reglas. Ojo, sólo supervisar. No tiene por qué actuar ni meterse ‘en la casa de nadie’, de ningún club, porque de hecho, el básquet es privado. Por ejemplo, si la Federación establece que los partidos se jueguen cuatro cuartos de 12 minutos; de acuerdo, entonces todos lo hacen. No obstante, eso no quiere decir que la Federación vaya a ser el árbitro o el cronometrista. Sólo controla que se jueguen cuatro cuartos de 12. Ahora la situación es crítica, debido a que las reglas no están dadas. Los dirigentes no funcionan; entonces, nosotros, los clubes, tampoco. El problema es muy grave.

¿Crees que en Perú hay biotipo para ganar algún día algo en el básquet internacional?
Pues, yo creo que sí, fíjate. Hay un dicho que dice “todo lo que hace 2.05m, lo puede hacer uno de 2.00; y todo lo que hace uno de 2.00m, lo puede hacer uno de 1.95m”. Además, nosotros también tenemos jugadores grandes: Ignacio de Ferrari (2.04m), Aldo de Ferrari (2.06m), Rodrigo Masías (2.06), Gonzalo de la Lama (2.02m); hay varios. Pero más allá de esto, lo que tiene que hacer una liga profesional, es comprometer la participación de extranjeros, como jugadores norteamericanos. Cuando este tipo de cosas pasan, siempre viene por lo menos uno que pasa los 2.00m para cada equipo. Pasaría lo mismo que en España, los norteamericanos se nacionalizaban españoles. Incluso, un norteamericano se casaría con una peruana y tendrían un hijo que es grandote. Te voy a dar un ejemplo claro: hace muchos años, vino un norteamericano, Mike Fritz Morris, y se casó con Marilú Menéndez, quien era pívot de la selección peruana. Tuvieron una hija que mide 1.96m. ¿Te das cuenta? El biotipo pasa a un segundo plano. Influyen los aspectos deportivos, sociales y las relaciones humanas. Sumándose a esto, ¿que si hay talento acá? Pues, yo creo que todos los países tienen talento. Nosotros también lo tenemos. Lo que pasa es que la competencia te trae para abajo. Es como si uno se vaya a entrenar todo un año con los San Antonio Spurs, regresas y la rompes. Ahora, traemos a Emanuel Ginóbili para que juegue un año; sucede lo inverso. Todo también depende mucho de la competencia, que te arrastra hacia donde está. Si la competencia está arriba, te lleva hacia arriba; si está abajo, te arrastra hacia abajo.