Guapo y estúpidamente inteligente.
Aliancista de nacimiento, ronero por adicción, agnóstico por convicción y buen pata por mayoría de votos. Valora la lealtad, sobre todas las virtudes; repudiando por lo mismo el egoísmo e individualismo.
Perdido en una serie de caminos de la desorientación vocacional durante casi toda su vida —pasando por las carreras de ingeniería de sistemas, ingeniería industrial, incluso estudió un sólo día hotelera— se siente ahora debidamente enrumbado en el mundo de las comunicaciones. No se arrepiente de haberse equivocado tanto, porque aprendió mucho. Aún con secuelas de tener una mente holística, no sabe todavía en qué se quiere especializar.
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